Si queremos que la sociedad sea cada vez más justa y se vaya pareciendo cada día un poquito más a lo que queremos, todas y todos tenemos nuestra parte de responsabilidad. Para ello es esencial, cuando se detecta un “problema”, contar con los canales de comunicación y gestión adecuados.
Como consultora legal especializada en igualdad, en Igualándote hemos creado nuestra propia herramienta y servicio de canal ético en línea con la legislación española actual para gestionarlo de manera profesional y con todas las de la ley. En esta entrada te contamos lo esencial para saber de qué estamos hablando y por qué te interesa.
¿Qué es un canal ético?
En el seno de las organizaciones pasan muchas cosas, unas buenas y otras no tanto. Y hace ya años que se han creado códigos de conducta para evitar prácticas indeseables relacionadas principalmente con la corrupción, la discriminación y otros comportamientos que son poco éticos, cuando no totalmente ilegales.
Tradicionalmente se ha tendido a pensar que “los trapos sucios” se lavan en casa, pero esta idea ha cambiado; hoy sabemos que la denuncia de cualquier persona es uno de los mecanismos más eficaces para reducir tanto las prácticas indeseables como la opacidad de las soluciones internas.
Pero en la denuncia de las organizaciones por parte de los individuos hay una parte claramente más débil… El canal ético es la herramienta que sirve para comunicar y gestionar a nivel interno las denuncias de hechos irregulares o delictivos en el seno de la organización, protegiendo la privacidad del informante.
El whistleblowing en la normativa europea y española
El concepto de canal ético y de canal de denuncias (que no son exactamente lo mismo pero están estrechamente emparentados) lleva unos cuantos años rondando entre nosotros, y tiene su raíz en el concepto de whistleblowing; pero no se ha concretado hasta que las normativas europeas (y españolas, en nuestro caso) han visto la luz.
Al traducir la noción de whistleblowing como “hacer sonar un silbato para dar la alarma” queda claro inmediatamente su sentido. Es la práctica de llamar la atención, hacer públicas o denunciar, por una cuestión de responsabilidad social, conductas de riesgo, reprobables o delictivas cometidas por parte de personas o de organizaciones.
La regulación del fenómeno del whistleblowing se establece en la Unión Europea de forma sólida a partir de la Directiva 2019/1937, que se transpone a la legislación española en la Ley 2/2023, de 20 de febrero, conocida popularmente como Ley de Protección del Informante, en la que se establecen requisitos, condiciones y plazos (así como sanciones) para poner en marcha un canal ético en las organizaciones.
Organizaciones afectadas y plazos
Lo que más interesa a las organizaciones es, en un primer momento, estar al tanto de quiénes deben contar con un servicio de canal ético y en qué fechas debe estar operativo dicho servicio. Como cabe suponer, esto varía en función de la naturaleza de las organizaciones. En general, tanto si son públicas como privadas, las más grandes deben darse más prisa.
Resumiendo, las fechas en las que el canal ético debe estar en marcha son:
- Las empresas (personas físicas o jurídicas del sector privado)con más de 250 personas en plantilla: 13 de junio de 2023.
- Las administraciones de municipios de más de 10.000 habitantes: 13 de junio de 2023.
- Las empresas con entre 50 y 249 personas en plantilla: 31 de diciembre de 2023.
- Las administraciones de municipios de menos de 10.000 habitantes: 31 de diciembre de 2023.
Para las empresas de menos de 50 personas en plantilla la implementación de un canal ético no es obligatoria, pero si se emprende debe atenerse a lo establecido en la ley 2/2023.
Una obligación con muchos beneficios
Si bien en un primer momento puede parecer, desde el lado de la organización, que este mecanismo viene a ser “otra complicación más”, nada más lejos de la verdad; el canal ético aporta importantes beneficios a la organización, tanto en su operativa interna como “de puertas para fuera”.
A nadie le interesa más que una organización funcione de forma eficiente y de acuerdo con la ley más que a la propia organización. Identificar y frenar de forma rápida y eficaz prácticas irregulares e ilegales es esencial para minimizar daños, cumplir con la legislación y demostrar con hechos a nuestra gente que nuestros valores y propósitos son reales y no están ahí para “hacer bonito”.
Pero es que además este tipo de mecanismos de whistleblowing tienen un impacto positivo en nuestra imagen corporativa; le estamos diciendo al mundo (a nuestros clientes, a nuestros socios, al talento que queremos atraer) que somos responsables, que somos transparentes, que sabemos y queremos hacer las cosas bien.
¿Necesitas un servicio de canal ético?
En las próximas semanas seguiremos aportando más información sobre las características que tiene un canal ético adecuado y sobre nuestra herramienta específica “Canaliza”. Y si tienes alguna pregunta concreta, estamos aquí para ayudarte.